La escritura como palimpsesto: Actas del Alto Bío-Bío
y el canon indigenista de Chile
La fama de Patricio Manns como figura protagónica del desarrollo de la nueva canción chilena, y su sólida obra como compositor e intérprete, habían relegado a un discreto segundo plano su trabajo de escritor. Pero su obra narrativa, que muestra una consistente evolución literaria, comienza a ser revalorada a partir de sus novelas recientes, con las que el autor se incorpora al diálogo renovador de la narrativa hispanoamericana de las últimas décadas.
La obra de Patricio Manns se ha ido expandiendo en ciclos que indagan por el destino americano, y donde se pueden discernir ya tres etapas vinculadas a distintivas motivaciones intelectuales.
El primero es un ciclo de aprendizaje juvenil (De noche sobre el rastro 1967, y Buenas noches los pastores 1972), que insertaba en la topografía física y humana del sur de Chile las claves de un período de la vida nacional en tensión de cambios. En esta etapa inicial exploró las diversas técnicas compositivas que venía desarrollando la narrativa hispanoamericana de los sesenta para dar cuenta de la realidad chilena de esos años, una realidad de aristas polémicas y contradictorias que desbordaba los parámetros realistas que aún prevalecían en la ficción nacional.
A partir de 1974, en el exilio, se abocó a la redacción de una trilogía vertebrada
geográficamente en los reductos cordilleranos, ese topos que simboliza la columna de América,
para rescatar episodios olvidados o marginados por la historia oficial, ecos truncos de una
epopeya que dramatiza los dilemas y utopías del continente. El ciclo de las actas está formado
por Actas de Marusia (1974), una novela aún inédita que sirvió de base para la película de
Miguel Littin (seleccionada para el Oscar en 1976), Actas del Alto Bío-Bío (1986), y Actas de
Finalmente, en un estadio de producción que lo separa de afinidades
con la tradición nacional y en cierto grado con fijaciones exclusivamente latinoamericanistas, ha escrito
dos novelas donde la identidad americana y su problemática incersión en el orden internacional distiende vínculos dialogantes con otros continentes: Los lugares también desaparecen (1992) y El desorden en un cuerno de niebla (texto aún inédito).
Actas del Alto Bío-Bío consolida un principio literario que venía de cantándose desde la producción inicial de Patricio Manns, tanto en sus crónicas como en sus novelas, y que aquí despliega una eficaz elaboración estilística: unir la memoria oral a la documentación fragmentada de la historia para concertar un memorial poético de la experiencia colectiva.
En primer lugar, el rango de situaciones que convoca el texto revela una atención especial hacia el estatuto heterogéneo de la realidad continental y sus procesos históricos, distanciándose de esas perspectivas globalizadoras y del aura mítica con que definían el mundo latinoamericano los escritores del boom. En segundo lugar, declara una filiación con la tradición narrativa precedente, pero no como una mera praxis reproductora de pautas ideológicas y expresivas, sino estableciendo una relación polémica con esa herencia cultural: haciendo presente en su escritura ese entramado de continuidad y ruptura que dinamizan los códigos discursivos diferenciados por la tradición. La promoción de escri~ores latinoamericanos que irrumpe en el horizonte literario después del boom, denominada indistintamente promoción del post-boom, de los "novísimos," o generación infra-realista, se caracteriza inicialmente por privilegiar el tratamiento paródico de los discursos (desde el cuento de hadas hasta el lenguaje de los medios masivos de comunicación, pasando por la parodia de los modelos literarios consagrados). La parodia, como señaló en una ocasión Manuel Puig, uno de sus buenos cultores, implica una actitud contradictoria, a la vez de homenaje y distanciamiento: se parodia lo que aún pesa como modelo rectoL! En el caso de Patricio Manns hay un distanciamiento -y una derogación implícita- del recurso de la parodia, para validar una opción más radical: la subversión de modelos discursivos que siguen gravitando en el registro canónico del presente.
El concepto de acta, utilizado como título genérico para sus novelas, implica una operación de recuperación y transgresión: alude por una parte a ese tipo de documento fundador, donde la experiencia inédita se fijaba y oficializaba en la palabra. Pero al actuar sobre una tradición discursiva que ha fijado códigos históricos, géneros literarios, tópicos, estilos, etc., la reescritura deviene en texto transgresor de esa base canónica y en gesto de recuperación de la perspectiva original del lenguaje.
Según la visión del autor, el latinoamericano se ha ido "definiendo" a partir de una yuxtaposición de discursos, una amalgama de ropajes culturales que han terminado por ocultar su verdadero rostro histórico. Una forma de descubrirlo es rastrear en esas capas superpuestas, re-leer lo que hay debajo de cada cáscara para recuperar su fisonomía original. Es la operación discursiva que define como "poética del palimpsesto": rehacer críticamente
domingo, 6 de julio de 2008
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