lunes, 7 de julio de 2008

Abolir la violencia desrealizando la historia, por Prof. Delia Beatriz González, U. N. de San Juan, Argentina

Abolir la violencia desrealizando la historia en El corazón a contraluz, de Patricio Manns[1]
Magister Delia Beatriz GONZÁLEZ
Prof. Adjunta e Investigadora de la Fac. de Filosofía, Humanidades y Artes de la U. N. de San Juan, Argentina

El corazón a contraluz se construye básicamente con estrategias discursivas que entretejen narraciones provenientes de fuentes heterogéneas para des-realizar la historia
por un lado. Por otro, para abolir, mediante esa estrategia, la violencia que se encarna en las posturas dualistas. Es por ello que asumimos en el presente análisis un encuadre situado en una concepción triádica de la realidad discursiva, marco que pone en consideración, con absoluto respeto, las terceras posiciones. La importancia de tomarlas en cuenta entraña una gran tarea pues presupone la asunción de una conciencia en la cual el mundo todo es un signo nuevo y en permanente construcción. Y he aquí la relevancia de adoptar dicha concepción, puesto que ello supera las abstracciones o exclusiones que dejaban fuera de las Ciencias del lenguaje a todos los hablantes. Paradoja a la cual estuvimos todos sometidos sin cuestionamientos: una lengua abstracta, de diccionario por un lado. Por otro, hablas individuales, indignas de análisis precisamente por su particularidad. ¿Para qué ocuparse de los sujetos individuales e históricos? ¿Qué rangos tienen que los instauren como lenguajes valiosos en la construcción del devenir de la historia hispanoamericana, en este caso particular? Precisamente que sin esos sujetos hablantes que hacen vivir al lenguaje en su multiplicidad y heterogeneidad, no habría lenguaje alguno.
La teoría del signo de Peirce se basa en tres soportes de la función signo que se hallan indisolublemente unidos, puesto que cada uno de ellos presupone a los otros dos. Lenguaje, realidad y sujeto comunitario intérprete no pueden ser disociados a riesgo de incurrir en la arbitrariedad de pensar que hay otra explicación para el pensamiento y para lo real que no sea lenguaje, o para el lenguaje mismo.
Ahora bien, la consideración de una postura triádica nos permite reflexionar sobre las diversas realidades discursivas de los sujetos hablantes partiendo de la definición de signo de Peirce: un signo siempre es algo para alguien en algún sentido, por alguna razón[2]. Si una realidad discursiva es algo para alguien, en algún sentido, por alguna razón, es importante considerar cuáles son las motivaciones que llevan a ese sujeto a concebirla y construirla tal como la concibe y construye. Y he aquí precisamente la importancia de que el presente análisis se base en esta concepción. Una postura dualista se preguntaría:-¿para qué ocuparse de los sujetos individuales e históricos?, ¿qué rangos tienen que los instauren como lenguajes valiosos? Precisamente que sin esos sujetos hablantes que hacen vivir al lenguaje en su multiplicidad y heterogeneidad, no habría lenguaje alguno.
Por ello analizamos en la novela El corazón a contraluz un fragmento que aparenta incluirse en el tipo discursivo expositivo para confrontar sus modos de construcción e intenciones pragmáticas con otro, de Julio Popper, tomado de la Revista Personas Fueguinas. Lo hacemos para descubrir en ellos cómo la historia, el discurso que se llama histórico, frente al discurso literario, siendo semánticamente semejantes, asumen y construyen una misma realidad extensional mirándola y hablándola de modo levemente diferente, con estrategias discursivas que tienen implícitos dos pedidos pragmáticos opuestos. El de Julio Popper, negar la posibilidad de que la realidad extensional pueda cargarse de la magia, de lo sobrenatural. El otro, el de Manns, parte precisamente desde lo intensional, asumiendo la magia como un real más, tan genuino y creíble como el de Popper, y lo hace porque este discurso le permite la curación de la violencia mediante la construcción de una realidad benevolente. De este modo se produce lo que denominamos desrealización de la historia. Sostenemos que esta desrealización es utilizada por Manns para abolir la violencia. Porque de este modo es posible concebir otros reales, reales en donde quepan miradas que se asombran tanto de lo conocido como de lo desconocido, y que creen en ello y en su modo de manifestación, cada vez de modo asombroso. Y es que mirar la realidad con ojos siempre nuevos, capaces de incorporar lo desconocido o impensado, posibilita descubrirle otras vetas, dimensiones en las que es posible además incorporar al otro, con sus limitaciones y con sus posibilidades, espacios en los que tiene cabida el perdón y la comprensión de los porqués ajenos.
A continuación transcribimos el discurso de Julio Popper:
“Desde el Río San Martín hasta el extremo Norte de la Bahía, se extiende, en una distancia de cuatro leguas, una playa arcillosa que tiene un ancho de más de tres millas. Lo curioso de esta playa consiste en que se halla enteramente seca, presentando por su perfecta nivelación el aspecto de una inmensa plaza asfáltica.
Al atravesarla por primera vez, me sorprendió un grandioso espectáculo. Me hallaba al parecer en el centro de una planicie circular, bañada en su periferia por el inmenso espejo del Océano.
Adelantaba, siguiendo la línea de 5° señalada por la aguja magnética; pero no obstante haber avanzado algunas millas me parecía estar siempre fijo en el centro de la planicie. Cansado de marchar sin haber adelantado aparentemente, me detuve en espera del transporte que debía seguirme en la misma dirección, cuando de pronto vi aparecer un grupo de seres gigantescos que se aproximaban con bastante celeridad. Quedé sonriendo cuando me apercibí de que todo aquello no era más que el efecto de las cabalgaduras reflejadas en la superficie del barro, así como el supuesto océano era simplemente la imagen del firmamento reproducida por la misma refracción.
Era una magnífica ilusión óptica que nos fascinaba. Había observado un espectáculo análogo en las inmediaciones de Port Said, en Egipto, pero aquello carecía de los colores brillantes ofrecidos por el cuadro que teníamos a la vista. Un guanaco corriendo en la llanura, semejaba dos grandes palmeras arrastradas por el viento.
Un grupo de perros de indios asumían al correr, la forma de inmensas ranas que aprecian lanzarse en las aguas de aquel océano ficticio. Al volver la vista, para observar las cabalgaduras, se presentó a mis ojos algo así como un bosque de robles majestuosos, doblegados por el viento en un ángulo de 45°.
Este fenómeno se puede observar diariamente en la playa de la bahía...El estudio geológico de la Isla demuestra que nos hallamos en una tierra que se solventa rápidamente. Extensas áreas, hoy cubiertas de pasto, han formado hace poco relativamente, el fondo de amplias bahías y anchos canales, cubiertos de las olas saladas del Océano.
Las barrancas que empiezan a unas 6 millas al Norte de Cabo Sunday y se internan a gran distancia, las que bordean el Valle Cullen, a 5 millas al mar, y las del Sud de la Bahía de San Sebastián, hoy separadas por una planicie ancho de un kilómetro, son pruebas evidentes de esa subterránea conmoción.
Pero lo que me ha persuadido de la rapidez con que se opera este fenómeno de fuerzas geocéntricas, es el resultado de las medidas trigonométricas que tomé entre el Cabo Sunday y el Cabo Peñas. Según esa verificación, la línea de la costa se halla actualmente a tres kilómetros más afuera de lo que Fitzroy reconoció hace cincuenta años. ”[3]

El discurso que cita Patricio Manns en la novela, cediéndole la palabra a Popper mediante la construcción de un narrador transcriptor, es el siguiente, en el cual se han subrayado las diferencias:
“Desde el río San Martín hasta el extremo norte de la bahía se extiende, en una distancia de cuatro leguas, una playa arcillosa que tiene un ancho de más de tres millas. Lo curioso de esta playa es que se halla enteramente seca, presentando, por su perfecta nivelación, el aspecto de una inmensa playa asfaltada.(punto aparte en Popper) Al atravesarla por primera vez, me sorprendió un grandioso espectáculo. Me hallaba, al parecer, en el centro de una planicie circular, bañada en su periferia por el inmenso espejo del océano. (punto aparte en Popper). Adelantaba siguiendo la línea de cinco grados señalada por la aguja magnética, pero no obstante haber avanzado algunas millas, me parecía siempre estar fijo en el centro de la planicie. Cansado de marchar sin haberme movido aparentemente, me detuve en espera del transporte que debía seguirme (-como puede verse, Popper novela un poco en desmedro de la verdad-), cuando de pronto vi aparecer un grupo de seres gigantescos que se aproximaba con mucha rapidez. Terminé al fin por apercibirme que todo aquello no era más que el efecto de las cabalgaduras reflejadas en la superficie del barro, así como el supuesto océano era simplemente la imagen del firmamento reproducida por la misma refracción (punto aparte en Popper.) Era una magnífica ilusión óptica que me fascinaba. Había observado un espectáculo análogo en las inmediaciones de Port Said, en Egipto, pero aquello carecía de los colores brillantes ofrecidos por el cuadro que tenía a la vista.(punto aparte en Popper). Un guanaco corriendo en la llanura semejaba dos grandes palmeras arrastradas por el viento(punto aparte en Popper). Un grupo de perros indios asumía al correr la forma de inmensas ranas, que parecían lanzarse en las aguas de aquel océano apócrifo. Al volver la vista para observar las cabalgaduras, se presentó a mis ojos algo así como un bosque de robles(majestuosos) avanzando doblegado por el viento en un ángulo de cuarenta y cinco grados.(punto aparte en Popper). El barro, calentado por el sol, y la atmósfera, enfriada por el viendo del oeste, producen estas visiones, análogas a la “Fata Morgana” de las costas de Sicilia, y a lo que los franceses llaman “Mirage”.”[4]

Como es posible observar, ambos discursos son muy semejantes, aunque tienen leves diferencias: cambios verbales, de sustantivos, de puntuación, de delimitación de párrafos, de inclusión de preposiciones, de uso de mayúsculas, de personas gramaticales, e, inclusión, por un lado de la voz del narrador que se distancia y se evidencia como transcriptor y hacia el final incluye datos como el de la Fata Morgana y el Mirage, sumando más elementos mágicos a lo que Popper intenta describir como una sencilla ilusión óptica.
En Manns prevalece el uso de la primera persona y de un léxico levemente próximo a lo connotativo, que apenas quiere dejarse notar, porque su uso excesivo lo alejaría de lo que espera sea leído como un informe veraz de Popper. El narrador transcriptor pretende ser la voz de éste, aunque se aleja de él, irónicamente, cuando dice:
“(-como puede verse, Popper novela un poco en desmedro de la verdad-)”[5]
Manns, burlonamente pone al Popper informante en una situación de fabulador, otorgándole virtudes de creador, de artista del discurso, aunque el Popper de carne y hueso afirma que eso que ha visto es sólo una ilusión óptica y da fundamentaciones para corroborarlo: la precisión de la datación geográfica, la utilización del verbo parecer en lugar del ser que sí usa Manns para dar más contundencia a lo descripto como una ilusión, el uso del plural para distanciarse de una primera persona que predomina en todo el discurso del autor chileno. Este alejamiento irónico se justifica como un pedido hacia el lector para que descrea de la palabra de Popper en todas sus dimensiones, incluso en ésta, que luego refuerza Manns en la novela. La distancia con el enunciador pone entre comillas su capacidad para decir la verdad, por lo tanto, a quien sí hay que creerle es al discurso literario, no al pseudo científico histórico que sale de la boca de alguien que, pretendiendo dar un informe topográfico, incluye en él visiones de otro orden, aunque las niegue y las catalogue como ilusiones ópticas. De esta manera rompe con las reglas de construcción del texto expositivo informativo, como con otras tantas reglas vinculadas con valores, que son construidos por Manns en la novela.
Por otra parte, el confrontar el espacio que reverbera, que cobra dimensiones de personaje, con elementos que tienen la capacidad de metamorfosearse y plagarse de seres mitológicos nos habla de un territorio pleno de voces que algo nuevo están expresando. Son precisamente la contundencia de un habla que se niega a ser domesticada por quienes no lo comprenden o niegan su real. No es sólo el paisaje al que se le niegan sus extremas capacidades, sino también a quienes lo habitan:
“-Imbécil-(...),¿qué podías contra un rémington y un caballo? ¿Qué pudo tu arco miserable contra nuestra velocidad y nuestra tecnología? Yo represento en toda la extensión fueguina un alarde tecnológico desconocido al interior de estos cuadrantes, pero tu oscuro cerebro no comprendió nada. Si hubieras querido salvarte, bastaba que te ligaras a mí, no contra mí. Sólo a mi lado resguardabas tu vida y la vida de tu raza, pero perteneces a los últimos componentes de un pueblo resignado a la extinción. Abolida la esclavitud, tu raza no tiene ninguna razón de ser, no puede ya cumplir ninguna misión circunstanciada. En cuanto a la extinción de tu sangre, no hay ninguna otra alternativa: nadie puede abolir la muerte.”[6]

Julio Popper es quien pronuncia este discurso. Desde su arribo a la Patagonia, su mirada y habla son ineptas para experimentar y concebir, en el territorio que no le dará la clase de oro que viene a buscar, sino otro, el que nace del corazón a contraluz de la raza selk´nam. Es incompetente para apreciar en estas tierras y en estos seres, algo más que un hueco del cual ha de sacar provecho, tal como pretende hacer el padre de Susana San Juan, Bartolomé San Juan, en Pedro Páramo[7], obteniendo lo que se merece, sólo esqueletos, es decir, muerte. Tampoco es capaz de imaginar en esa raza noble, que jamás lo traicionará, más que el solo destino de la esclavitud, de la sumisión. Esta mirada estrecha y sujetada ineludiblemente a la historia que conoce de oídas pero que se ha hecho carne no sólo en él, sino en toda la raza de conquistadores y tiranos que desangraron y desangran lo latinoamericano, le hace, precisamente, ser un contraluz de los selk´nam. Contraluz porque es su voz, son sus ojos, sus manos, sus actos, los que lo determinan como un ser que, a diferencia de los selk´nam, sí está marcado a fuego, como un esclavo, de los discursos consagrados autoritariamente como verdades absolutas o metafísicas. Esta marca lo hace depender acríticamente de dichas verdades escritas a fuego en estas historias, sin el más mínimo análisis ni enjuiciamiento de lo que esas supuestas verdades pseudo histórico-científicas esgrimen. El sí que es incapaz para la libertad, para el amor, para la entrega. Muchas son las marcas que confirman este lastimoso modo de ser. En primer lugar, bautiza con el nombre de El Páramo[8] al lugar en donde lleva a cabo sus acciones de dominación. En segundo lugar, como todo invasor, tiñe sus acciones en la negación de la racionalidad ligada y situada, y las huellas para las que es sabio en crear, se ligan exclusivamente con el vacío comunicacional, tanto para con los sujetos hablantes que lo rodean como para con la naturaleza que lo acoge. Por el contrario, los nativos shelk´nan sí poseen capacidades y valores que éste desconoce, y que el otro personaje fundamental de la obra de Manns expresa con contundencia, estableciendo una distancia de valores desconocida para Popper:
“Drimys Winteri manifestó entonces que su raza no conocía el odio, pero sí el honor. Un selk´nam no atacaba jamás al enemigo desarmado o en inferioridad de condiciones. El verdadero deber de un selk´nam era proteger al enemigo desarmado.”[9]

La novela, desde un punto de vista extensional, permite rastrear innumerables datos corroborables. Por ejemplo que:
“Julio Popper llegó al país en 1886, a los 29 años de edad, que había nacido en Bucarest, capital del reino de Rumania, un 15 de diciembre de 1857, que “era rubio. Amplia frente coronaba un rostro agraciado y un cuerpo robusto y atlético. Poseía todos los idiomas de la tierra”, exageraba Lucio V. López: ciertamente el francés, español, inglés, alemán, búlgaro y latín...Y se expresaba con gran riqueza de ideas, imágenes y palabras en lengua y pluma subyugantes.”, [10]

Además, sabemos que se trasladó a París para estudiar ingeniería, que expuso, con vanagloria, en Buenos Aires, parte de toda la experiencia vivida en el sur, teñida de asesinatos, saqueos, violaciones entre otros sanguinarios procederes, que documentó algunas de sus exposiciones con material fotográfico, que, como ya dijimos, confrontó y negó el para él extraño paisaje del sur con una visión casi mágica del mismo[11], argumentando razones para incluir esa visión dentro de lo que él mismo denomina como una ilusión óptica, y, considerando lo sobrenatural como algo imposible de incluir en la lógica racional, que recibió apoyo económico por parte del gobierno para llevar a cabo su empresa, entre otros datos.
Puede verse entonces que el entrecruzamiento entre lo literario y lo histórico nos compromete en una lectura ardua para poder desentrañar sus fronteras. Pero además de ello, esta particular manera de construir la novela, con tipos discursivos que se entrechocan en todo momento, ya que parecen ser históricos y parecen ser literatura al mismo tiempo, coloca no sólo a Popper sino a todos los personajes, como el mismo título lo muestra, a contraluz. Este contraluz nos conduce a los lectores a evitar el paso por esa franja en donde la certeza es considerada la ley única, sin asumir con responsabilidad la corroboración ni la datación, sino más bien llevar a cabo una búsqueda del propio corazón y del corazón ajeno, en su luz, en su oscuridad, en su penumbra y en sus inabordables latidos.
Por todo ello, la obra nos invita fundamentalmente a revisar nuestros modos de leer la realidad discursiva toda. Nos convoca a mirarla saliéndonos de las nefastas clasificaciones y tipologías, que siempre son provisorias. Nos emplaza a mirar los textos como encrucijadas ante las cuales es indispensable tomar distancia, a riesgo de caer en una trampa mortal para el otro, que es un sujeto tan lleno de incógnitas como nosotros mismos. Incógnitas que son paisajes desconocidos pero posibles de conocer, en donde siempre puede encontrarse la maravilla pero también el espanto. Nos invita a pensar en las infinitas posibilidades que poseemos para construir un presente que supere las categorizaciones miopes. Nos hace pensarnos como sujetos con la capacidad para el perdón, además de construirnos dotados de las posibilidades escondidas pero presentes en nuestros paisajes interiores, tan fascinantes como los de:
“(...)una joven desnuda, de cabellera lisa, larga y blanca, que cazaba guanacos en la tundra, escalaba el agua de las cascadas, capturaba a la carrera los ñandúes, imitaba el canto de los pájaros y el lenguaje de los delfines, podía unir con la mirada las dos orillas de un río o la periferia de dos ciudades distantes, cantaba una canción antiquísima en que se hablaba de un blanco e inmenso país cuyo litoral era recorrido por grandes piedras flotantes, combatía por la sobrevivencia de su raza junto al guerrillero mestizo Felipe Barragán Selk´nam, y respondía al dulce nombre de Drimys Winteri.”[12]






















Bibliografía:
BARTHES, Roland, El placer del texto seguido por Lección inaugural, México, Siglo XXI Editores, 1987.
COURTES, Joseph, Introducción a la semiótica narrativa y discursiva, Argentina, Ed. Hachette S.A., 1976.
DAVIDSON, Donald, Mente mundo y acción, Barcelona, Ed. Paidos.
ECO, Umbert, Lector in fabula, Barcelona, Lumen, 1981.
GREIMÁS, Algirdas Julien, Del sentido II, Madrid, Editorial Gredos, 1983.
GREIMÁS, Algirdas Julien, Semiótica de las pasiones, México, Siglo XXI Editores, 1994.
KUTSCHERA, Franz, Filosofía del lenguaje, Madrid, Ed. Gredos, 1979.
LA TELLA, Graciela, Metodología y Teoría Semiótica,análisis de Emma Zunz de J. L. Borges, Buenos Aires, Ed. Hachette S. A., 1985.
MANNS, Patricio, El corazón a contraluz, Buenos Aires, Emecé Editores, 1998.
PARRET, Herman, Semiótica y pragmática, Buenos Aires, Edicial, 1983.
Revista Personas Fueguinas, Año 4, N° 44, julio de 1986, editada en Ushuaia.
REYES, Graciela, Polifonía textual, Madrid, Ed. Gredos, 1984.
RULFO, Juan, Pedro Páramo, Buenos Aires, Sudamericana-Planeta, 1984.

SAINT ANDRE, Estela y ROLÓN, Adela, (coordinadoras) y equipo de investigación, Contar el cuento Latinoamericano Contemporáneo ; San Juan, EFFHA, 2006.
SAINT ANDRE, Estela y ROLÓN, Adela (coordinadoras) y equipo de investigación, Cuando escriben las mujeres, , San Juan, Editorial de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, junio de 1998.
SAINT ANDRÉ et al, Leer la novela Hispanoamericana del Siglo XX, San Juan, Arg. Ed. FFH y Artes, UNSJ, 1997.
SAINT ANDRÉ y ROLON, Valores en discurso, San Juan, EFFHA, 2001.


Prof. Delia Beatriz González
San Juan, mayo de 2007.


[1] Ponencia leída en el VIII CONGRESO ARGENTINO DE HISPANISTAS. UNIDAD Y MULTIPLICIDAD: TRAMAS DEL HISPANISMO ACTUAL. Letras, Lingüística, Historia, Artes, Comunicación Social.Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza, Argentina.

[2] PEIRCE, Charles Sanders. (1839-1914) semiótico y pragmático norteamericano, filósofo y lógico. Contribuyó con el desarrollo del cálculo de las relaciones y es el principal creador de la Semiótica. Fundó el Pragmatismo lógico. 1931- Collected Papers.
[3] Revista Personas Fueguinas, Año 4, N° 44, julio de 1986, editada en Ushuaia, Pág. 17.
[4] Manns, Patricio, El corazón a contraluz, Buenos Aires, Emecé Editores, 1998, pág. 86-87
[5] Obra citada, pág. 86-87.
[6] pág. 24
[7] Rulfo, Juan, Pedro Páramo,
[8] Un páramo, como el Pedro Páramo de Comala, en: RULFO, Juan, Pedro Páramo, Buenos Aires, Sudamericana-Planeta, 1984.
[9] Obra citada. pág. 46.
[10] Revista Personas Fueguinas, Año 4, N° 44, julio de 1986, editada en Ushuaia: ACN, Sucesión Popper N° 7644, Año 1893. NAFTALI POPPER Y PERLA PEPPI se casaron en Bucarest ante el Rabino FRAENKEL en 1851. No había registro civil. Firman el acta, debidamente legalizada, presentada ante el juzgado argentino, el rabino DAVID SENFELD y el cantor NATHAN FUCHS, pág. 30.
[11] Revista citada, pág. 17.
[12] Obra citada pág. 298.

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